viernes, 15 de febrero de 2013

Venganza por San Valentín II

Hola queridos/as lectores/as!!! Os traigo la segunda entrega, espero que haya gustado la primera parte. No os entretengo más. By Carmen:D.

Muy pronto, no os lo perdáis.
Tolomeo y Marieta
... Así pues, pasó a formar parte del verdadero corral de los quietos esperando poder reunirse allí con su querida Marieta. 


Como hemos dicho, Tolomeo y Marieta se enamoraron en lo que se conoce como un flechazo a primera vista. Pero sus familias estaban destinadas a no entenderse desde la noche de los tiempos, y mucho menos se entendería por razones tan nimias como el fulgurante amor de unos jovenzuelos excesivamente apasionados. Por eso, Tolomeo y Marieta (o Marieta y Tolomeo, que no haya discriminación de sexo en la literatura, por favor) decidieron verse y mantener su amor en secreto.
Así pues, todos los días de la semana y algunos más se veían en el balcón de Marieta, suspirando el uno por la otra y viceversa, esperando como quien espera la muerte, solo que en este caso era el amanecer matutino que los separaría. Puesto que solo estaban seguros cuando una tenue luz violeta cubría el cielo y, allá a lo lejos se oían los románticos y gráciles gorgoteos de los cerdos y borricos de las granjas. Sí, queridos niños, cerdos y borricos. Y es que el amor no solo ciega, sino que también deja más sordo que una tapia y reduce la expresión facial a un estúpido estado vegetal (a saber, entre tomate maduro y berenjena de huerta). ¡Y no hablemos de las muestras de las conversaciones tan coherentes y explícitas que nos proporciona este cacareado sentimiento!
- ¡Oh, Tolomeo querido! ¿Ya te quieres ir? ¿Ya pretendes abandonarme?
- Es preciso que me vaya, Marieta, pronto será completamente de día y tus padres no deben verme aquí.
- ¡No, aún no es de día!
- Te digo que sí, ¿no ves el sol?- insiste Tolomeo
- Que no.
- Que sí.
- Quédate o me moriré de tristeza.- replica Marieta ofendida por la oposición a su criterio.
- Ya me da igual que me maten, por complacerte haría cualquier cosa.
- ¡No! Márchate, fuera, ya estás tardando. ¿No ves que si te encuentran aquí te matarán?
- Me da igual. Me voy a quedar.- predice Tolomeo resignado.
- Que no.
- Que sí.
- Ya es de día, pronto el trajín volverá a la casa y todos despertarán – informa la criada de Marieta.

Y entonces los enternecidos jóvenes se ponen por fin de acuerdo y se despiden entre trágicas palabras y pensamiento de añoranza. Por supuesto, “Chéspir” hizo que esta cándida escena del balcón quedara reluciente a los ojos de los no conocedores de la historia real.
La cosa continuó así hasta que el padre de Marieta decidió casar a su hija con el hijo del alcalde. Obviamente, la muchacha se negó. Derramó mil lágrimas para evitar el futuro enlace pero todo fue en vano. Por eso Marieta acudió al cura del pueblo, un tal Lorenzo. Este, más inteligente que los dos jóvenes, que veían mermadas sus capacidades intelectuales por el idílico romance que vivían, trazó un plan para sortear todos los inconvenientes y construir un final feliz tipo cuento de hadas. Y quién sabe, tal vez lo hubieran conseguido en la realidad (tan probable como que esta historia existiera), pero como el asunto que nos ocupa es una pura tragedia no podía suceder así. El plan consistía en que Marieta aceptara el enlace, pero días antes de las nupcias moriría inesperadamente. Eso es lo que pensaría todo el mundo y lo que sucedería en la realidad era que Marieta se tomaría un somnífero que la haría despertar cuando ya la creyeran bien muerta. Por otro lado, Tolomeo sería informado por una carta llevada por el más veloz mensajero en la que se explicaría el plan y donde se acordaba reunirse con Marieta en Valdematua del Monte, para quedarse a vivir allí y escapar de sus familias.
Trazado el plan y con Marieta muerta (dormida), al cura solo le quedaba mandar la carta a Tolomeo. Pero, ¿cuál sería el mensajero indicado, al que ni la tormenta ni el cansancio conseguirían parar? Al principio se pensó en Miguel Strogoff pero como el presupuesto de la parroquia no llegaba para traer al correo del Zar desde Moscú hasta Villaverona del Río, y mucho menos llevarlo de vuelta, hubo que conformarse con el primero que pillaron. Aquí es donde se consolidó la gran catástrofe. Claro está, el mensajero no llegó a tiempo para entregarle la famosa carta a Tolomeo y este pensó que su amada había muerto. Apresuradamente se dirigió a donde estaba el cadáver de Marieta (misterio sin resolver: a Marieta, aunque todos la creyeran muerta, ninguno se esforzó en enterrarla) para despedirse de ella por última vez. No se lo había acabado de creer, pero cuando vio a la difunta decidió hacer lo que nunca se había atrevido a llevar a cabo: cumplir su promesa de que moriría envenenado con su veneno casero a base de las sobras de puré de verduras destilado. Así pues, pasó a formar parte del verdadero corral de los quietos esperando poder reunirse allí con su querida Marieta.

Al cabo de morir Tolomeo, se despertó Marieta de su supuesta muerte. Y también llegó allí el cura, para explicar de alguna manera factible como, por culpa de un mensajero inútil, el plan estaba hecho trizas, Tolomeo muerto del todo y que el pueblo al completo se había enterado del romance secreto, mientras que los Capuletez y los Montesquez amenazaban con provocar la 3º Guerra Mundial. Que papelón, ¿verdad queridos niños?
El enfado que cogió Marieta solo es cuantificable con  la teoría de la relatividad de nuestro ya citado Einstein (e=mc2, oseasé: enfado igual a Marieta cabreada al cuadrado). Al contrario que Tolomeo, a nuestra protagonista no le vinieron ningún tipo de ansias de suicidio ni sensaciones incompatibles con la vida. Más bien comenzó a gritar, se enrojeció, empezó+ a echar espuma por la boca y demás síntomas de sueños perfectos rotos. Prometió que se vengaría del cura Lorenzo, de los clásicos amores imposibles y de “Chéspir”.
Luego se fue a todo correr y se le perdió la pista durante años. Tolomeo fue enterrado en Villaverona   del Río, bajo una placa que decía:”Al insigne científico nunca descubierto, de su pueblo y con toda la amabilidad posible que se puede tener hacía uno de los causantes del conflicto armado entre los Capuletez y los Montesquez”. De Marieta se sabe hoy en día que se fue a Rusia, allí se encontró a Miguel Strogoff y se casó con él, olvidando por completo a Tolomeo. De esta forma consiguió asesinar al cura Lorenzo en el asesinato más cacareado del año, cumpliendo su primera venganza. Para arruinar a “Chéspir” comercializó los videojuegos, haciendo así que se dejara de leer al dramaturgo inglés. Y para vengarse de los clásicos amores imposibles que tan empalagosos y aburridos acaban resultando a los lectores, me llamó a mi y me pidió que escribiera esto, a ver si con un poco de suerte se daba a conocer la verdadera historia de Tolomeo y Marieta (o Marieta y Tolomeo) y de paso, con lo que ganara yo con este cuentecillo les sacaba a ella y a Miguel Strogoff de la cárcel por el asesinato del cura Lorenzo.
Y eso es lo que he hecho, así que los interesados en sacar a estos personajillos míos de la cárcel, no olviden contribuir con el saludable propósito de este relato riéndose un poco.

                                                            PUNTO Y FINAL.

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